Francisco Zúñiga Esquivel
He visto el miedo, lo conozco y estaba ahí, agazapado, ansioso de escapar.
Cómo animal salvaje saltó desde una mirada, corrió a un lado y a otro, y al final vio que huyó de una jaula para salir a otra más grande.
El miedo es irracional. Es un potro bronco que nos arrastra a la hecatombe. En su desesperación por salvarse nos empuja a la perdición.
Yo lo vi, casi me atropella pero alcancé a hacerme a un lado. Si me embiste terminaría emparedado entre mis fobias y la realidad.
Era el miedo, sin duda. Con mayúsculas y repetido mil veces. El que se apodera de aquel que quiere vivir y teme estar en sus últimas horas. El que corre por venas y nervios de quién no sabe qué hacer para evitar el destino.
Nada causa más miedo que la incertidumbre de estar muriendo y no saberlo. De pensar que en unos días sólo seremos un recuerdo en la mente de quienes nos amaron. Que dejaremos todo pendiente.
Yo vi ese miedo. Iba aferrado a la mirada de quienes esperaban ser sometidos a la prueba del Covid19.
Dios nos cuide.